
30 Jul Piel con pecas: cómo cuidarla y protegerla del sol
En uno de nuestros anteriores posts, conocimos que las pecas eran un tipo de manchas en la piel. Estas, llamadas técnicamente efélides, tienen un origen casi siempre genético aunque también aparecen y se oscurecen por el efecto del sol. Son manchas planas, redondeadas y generalmente pequeñas que aparecen en grupos numerosos. Sobre todo, se concentran en la piel de las mejillas y en la nariz, aunque también pueden estar en brazos, pecho y espalda. Según explican en un blog especializado, la piel con pecas aparece por el siguiente motivo: «al entrar en contacto con el sol, la melanina se distribuye de manera irregular por la piel, creando depósitos algo más densos en puntos concretos y esto son las pecas».
Antes, las pecas eran vistas como una imperfección cutánea que había que esconder y, por lo tanto, maquillar. Sin embargo, desde hace unos años, las chicas de piel con pecas han visto cómo la industria de la belleza centraba su atención en ellas, poniéndolas de moda. De hecho, ahora es normal que muchas chicas se las ‘pinten’ o que haya filtros en redes sociales que te las pongan de forma artificial.
¿Cómo cuidar una piel con pecas?
Para que la aparición de estas manchas no se acentúe o empeore, (casi) solo existe una norma básica que seguir: no exponerse al sol. O, como eso es imposible, hacerlo siempre con protección y en horas de menor incidencia. De hecho, es muy normal que las pieles con pecas sean, además, pieles sensibles a los rayos solares. Cualquier protección es poca, así que es mejor valerse de gorras, sombrillas y, claro está, de una crema solar con fotoprotección alta. Es decir, una crema con FP 30 o 50.
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Otro punto importante, además de lo dicho, es mantener una correcta rutina facial y una hidratación cutánea suficiente. En ese sentido, hay que beber la suficiente cantidad de agua y nutrir bien la piel después de la exposición.
Asimismo, acudir regularmente a un dermatólogo es vital. «Hay que tener en cuenta que, mientras que las pecas congénitas no suelen presentar cambios a lo largo del tiempo, las adquiridas, varían paulatinamente a lo largo de los años, aumentando la superficie verrugosa y disminuyendo la cantidad de pigmento», afirman los expertos.